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EL SERUM: un viaje a la realidad de los médicos jóvenes.

Cada año los profesionales de la salud en el Perú que recién se gradúan deben atravesar por un proceso muy particular: el SERUM. Ningún otro país dispone de este sistema, ningún otro lugar posee un proceso tan complicado y problemático como el que aquí se plantea.

Publicado: 2014-09-11


Alex Rázuri postuló a una vacante en abril para obtener una plaza en el SERUM (Servicio Rural y Urbano Marginal de Salud). Él pertenece a la DIRESA (Dirección Regional de Salud) de Lima y por lo tanto tiene la posibilidad de escoger entre ocho regiones para realizar el SERUM. Al principio no tomó en cuenta el lugar al que iba ir: estaba convencido de que viajaría a una zona alejada de la ciudad y que le daría suficientes puntos para llegar confiado, un año después, al examen de residencia. El puesto Colca, ubicado en el departamento de Apurímac, finalmente se convirtió en su destino. Para llegar a él había que abordar a Los Angelitos: “un medio de transporte improvisado que te deja en determinado punto y de ahí tienes que caminar una hora y media para llegar al puesto Colca, no hay otra forma de llegar”, cuenta Alex, mientras se prepara algo para cenar en la cocina de su casa en Pueblo Libre. Si es que no hubiera adjudicado a su plaza, en este mismo instante debería estar en Apurímac, en su habitación dentro del puesto Colca y sin poder distraerse viendo televisión -ya que no hay una- ni mucho menos conectarse a internet. Tal vez estaría leyendo algo, si tiene la suerte de que la luz no se ha ido por dos días o más.

Todos los años se realizan sorteos para repartir las vacantes de las plazas entre los postulantes. Los futuros serumistas tienen tres opciones para poder acceder a este programa: el sorteo por DIRESAS, el cual dispone un determinado número de regiones disponibles dependiendo de la ubicación de ésta: para los que pertenecen a la DIRESA Lima se les da la posibilidad de postular a una de ocho regiones; el sorteo nacional, que se da con las vacantes que sobraron del primer sorteo; y el sorteo equivalente, con los profesionales que no alcanzaron una plaza presupuestada, el cual no posee una remuneración, pero que usualmente se realiza en Lima. En el caso de los médicos y enfermeras, para tener prioridad al momento de seleccionar la región a la que desean ir, deben poseer buenas calificaciones.

Para poder acceder a la residencia y de esa forma lograr estudiar una especialidad, los médicos deben pasar por el SERUM de forma requisitoria; de lo contrario se quedarán solo en medicina general y no podrán trabajar para el MINSA, las fuerzas armadas o alguna entidad del Estado. Si bien es cierto que este sistema no es obligatorio, el panorama para los médicos que se rehúsan a seguirlo puede ser bastante limitado. “El gobierno lo ha hecho tan perfecto que si no haces SERUM no progresas, te quedas como médico general”, sentencia Alex con frustración en su mirada.

El SERUM es clave para la residencia, además de ser requisito también se estructura en un sistema de puntos y bonificaciones. Es decir, para que un médico postule a la residencia en alguna universidad debe dar un examen, y esta prueba se promedia con el promedio ponderado del postulante a lo largo de los seis años que ha estudiado medicina. El resultado se materializa con el ingreso o no del médico a la residencia. Sin embargo, el SERUM tiene un sistema de puntos que se distribuye de la siguiente manera: 10 puntos si eliges una plaza de extrema pobreza, 8 puntos si es muy pobre, 6 puntos si es pobre, y 2 ó 0 puntos si se encuentra ya en una zona urbana, como Lima. En el caso del SERUM equivalente se puede dar hasta 8 puntos también, esto depende mucho de la zona asignada. El sistema equivalente es Ad Honorem, es decir que los médicos serumistas no reciben un sueldo por su labor. ¿Pero qué significan estos puntos? Son parte del puntaje del examen para la residencia. Mientras más lejos, marginal, incomunicada, peligrosa sea la plaza que eliges, mayor será la remuneración económica y el puntaje que recibas en el examen. Los serumistas durante todo ese año reciben una remuneración que oscila entre S/. 2300 y S/. 4300. La mayoría, por supuesto, siempre buscará las plazas que otorguen 10 puntos.

Francisco La Torre es un médico serumista que está en la provincia de Abancay en el departamento de Apurímac. La plaza que él ha elegido está categorizada como una de 10 puntos. La posta donde atiende a los pacientes está conformada por nueve personas, solo dos pasan la noche dentro de la posta: un técnico y él. No se hablan, cada uno cumple con sus funciones y se van a dormir, el resto de integrantes vive en un radio de 50 a 60 metros de la posta. Con el pago adelantado que le dieron se compró un televisor pequeño con Direct TV, no quiso comprarse uno más grande porque la puerta no tiene seguridad y cualquiera puede saltar el pequeño muro. Por lo que le han contado, sabe que varias veces han roto las lunas y han entrado a robar. “No me ha pasado aún, no lo he visto, pero sé que hay mucha delincuencia sobre todo en las carreteras, además la gente por acá toma mucho, se emborrachan y pelean” me dice a lo lejos, de ratos en ratos su voz se debilita, la señal se pierde, tiene que acercarse más a la ventana de la posta ya que es el único lugar que capta señal.

Para Francisco el SERUM es un sistema deficiente, el estado de los puestos de salud es deplorable y la organización interna es un desastre, “no vale la pena arriesgar tu vida, dejar a tu familia tanto tiempo por un sistema en este estado (…) si fuera voluntario nadie lo haría”. De la misma forma, Alex cuenta que al ponerse en contacto con el médico serumista anterior del puesto Colca, éste le dijo que no había alumbrado público y que el bus en el que viajaba se volcó dos veces, por suerte salió ileso. En el extremo de la desesperación tuvo que conseguirse un revólver debido al miedo a que lo asalten o le hagan daño ya que la delincuencia en esa zona es incontrolable: no hay un puesto de policía que otorgue tranquilidad.

No hay información disponible para los postulantes al SERUM en la base de datos del MINSA con respecto al estado de los puestos ni de las condiciones laborales. “Desde hace un par de años que cuando intento ingresar a esa sección en la página web aparece en construcción”, afirma Alex. Es ir a ciegas al momento de elegir, desear que el puesto de 10 puntos que has escogido no sea tan malo. “Fiorella Berrospi, la antigua delegada nacional de los serumistas, fue la única que ha intentado proporcionar más información con respecto a los puestos de salud”.

Fiorella Berrospi decidió hacer el SERUM equivalente en Lima, aquel en el que no recibes remuneración por tu trabajo, tampoco recibió algo como representante nacional de los serumistas. Fiorella tenía un objetivo por el cual se quedó. Hizo un cambio significativo en la comunicación que se tenía con los postulantes y serumistas; logró junto con los delegados de cada región establecer una base de datos con información general acerca de las condiciones de las postas y el ambiente laboral que se vivía. Velaba por los pagos a tiempo a los serumistas y estuvo permanentemente coordinando con el MINSA. “El SERUM más que un mal necesario, porque esa gente necesita alguien quien los atienda y vele por su salud, es una mala gestión del MINSA”, afirma convencida Fiorella. Convencida de que la muerte de dos serumistas el año pasado es un claro ejemplo de la inseguridad a la que están expuestos, las rutas son peligrosas y hay casos en que los ronderos les han pegado a los médicos. “Definitivamente el sistema per se, sus objetivos, no deben desaparecer; pero lo que sí debe suceder es una reforma, no puedes intentar asegurar vidas si tú mismo no puedes asegurar la tuya, para lograr el progreso de todos los profesionales se deben tener las condiciones adecuadas”.

Pero este sistema, según afirma Fiorella, es engañoso ya que la paga que reciben los médicos durante el año que dura el SERUM es muy diferente a la que encuentran una vez que empiezan a trabajar en Lima. No todos encuentran oportunidad de trabajo para el Estado y en el sector privado es más difícil aún. “El SERUM no te asegura la residencia, no te asegura el conseguir trabajo luego de haberlo concluido”, sentencia Berrospi con indignación en su voz. Además afirma que los serumistas no cuentan con un seguro médico contra accidentes.

“Claro que tienen seguro, de vida, contra accidentes y de enfermedad, solo que empieza a ser efectivo a partir del tercer mes”, dice Aldo Palacios, de la Dirección General de Gestión del Desarrollo de Recursos Humanos del MINSA. “Si surge alguna emergencia durante esos tres meses el seguro lo cubre, además esos meses se les reponen al final”, afirma mientras coloca en su monitor las diferentes revistas digitales que el SERUM publica. Entre los casos vivenciales que ahí se proyectan sobresale el de Jhonatan, un médico serumista que llegó a la posta de Condormarca. Lo que encontró fue un lugar en total estado de abandono, para llegar a ella había que viajar en burro y carecía de electricidad. Sin embargo, gracias a las labores gestoras que hizo con la organización regional y el presupuesto que se le asigna todos los años, logró cambiar radicalmente el lugar y crear un espacio donde la labor médica podía ejercerse de forma más responsable.

¿Pero esa es la labor que los médicos están obligados a hacer? ¿Se les prepara para ser gestores y administrar el presupuesto de forma correcta? Muchos no lo saben, no desean tener esa responsabilidad de más, es allí donde el Estado y el MINSA deben actuar. Es correcto que se trate de un centro de primer nivel de salud: una posta médica, como una enfermería; pero no por eso las condiciones de trabajo deben ser peligrosas para el médico.

Sin duda alguna el SERUM es un sistema mejor al anterior, no se recibía remuneración antes, y poco a poco desde su creación han ido mejorando algunas cosas. Hace cinco años no contaban con un seguro. Sin embargo, es un sistema que supedita a los médicos a elegir las postas más alejadas, peligrosas y marginales por el simple hecho de tener ventaja al momento de postular a la residencia, si bien no es obligatorio que lo hagan, las oportunidades de trabajo se disminuyen de forma considerable si lo evitan. “Ser médico es muy difícil en nuestro país”, afirma Fiorella Berrospi. Ni los profesionales que dedican años de estudio se salvan del entrampado sistema estatal. Un médico es alguien que se forma para ayudar a los demás, pero a veces olvidamos que quien nos ayuda también necesita que le den una mano de vez en cuando.


Escrito por

Eduardo Prado

Periodista.


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